miércoles, 25 de noviembre de 2015

De cadenas y de hombre



DE CADENAS Y DE HOMBRES

Éste libro comienza con un estudiante que se mete a laborar a una fábrica con el fin de investigar o más bien de tratar de saber y observar la cruda realidad de los obreros.

En septiembre del 68’ decide adentrarse en la Citroën se da cuenta que nada de lo que él pensaba era verdad y también descubre que sus movimientos parecen imperceptibles y “de una monotonía resignada”.

El estudiante al enfocarse en su destino primordial describe las características que abruman su área de trabajo como las de los demás obreros. Son tres: el sentido del olfato es el primero que interviene por el olor fuerte del hierro quemado, el siguiente en intervenir es el sentido del oído que es invadido por el escandaloso ruido de taladros, sopletes, etc. Y por último todas las ideas y sensaciones que cambien el entorno a un solo “color” que es el gris.

El estudiante después de ser probado y rechazado en varias áreas de trabajo en la Citroën, queda establecido en el área de atención de los balancines.

Después de que descubre lo horrible que es el trabajo por la resignación de los trabajadores por tener algo, aunque sea lo mínimo después de la guerra de sus respectivos países.

Ser parte de los trabajadores productivos, ver cara a cara a la Gran Cadena, sentir la explotación, sufrir el ritmo impuesto por el trabajo fragmentado y la constante vigilancia de los capataces, ingenieros, jefes, etc., le hacen entender de forma concreta lo que hasta ese momento solo eran conceptos de una teoría.
El hombre que es tratado solo como fuerza de trabajo esta desperdiciado, ya que el potencial de cualquiera es muy superior para estar encadenado a tareas monótonas; la posibilidad de realizar todo ese potencial está determinado por la existencia y la consecuente pertenencia a alguna de las clases sociales.

Recuperar la dignidad ante una maquina monstruosa que es gran cadena, estos hombres sienten esperanza cuando termina su jornada laboral y después de esas enormes puestas de metal frías y obscuras vuelve a tener aire de seres humanos que dejan de ser parte de una máquina y retoman sus sentidos para descargar la tensión de la jornada laboral.

El factor humano solo es un relleno de los procesos administrativos, los del mando o poder solo tienen interés en el producto o máquina en el sentido de trabajo utilidad, que en las personas llamadas operadores que dejan su mano de obra allí, no prestan el mínimo interés en el sentimiento reprimido que puede reflejar el trabajador en la operación.






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